El fumar y el cerebro del adolescente ¿Qué es lo que necesita saber?
Por J. Robert Headrick, MD, MBA

18 de marzo de 2020

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Cuando se trata de los adolescentes y los peligros del fumar, hay que considerar mucho más que simplemente el aumento del riesgo de enfisema y de cáncer de pulmón más adelante en la vida. El fumar lleva a millones de muertes prematuras en todo el mundo, y un número creciente de jóvenes está experimentando y fumando y vapeando regularmente gracias a la que creciente popularidad de los cigarrillos electrónicos. Desde el 2018 hasta el 2019 solamente, la cantidad de estudiantes de la escuela media y superior que utiliza cigarrillos electrónicos ha aumentado de 3,6 a 5,4 millones.   

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El fumar ha sido tradicionalmente la droga socialmente más aceptada y a menudo existe una actitud casual con respecto a la experimentación de los adolescentes como parte normal del crecimiento. Pero el cerebro de un adolescente no está totalmente desarrollado y es fundamentalmente diferente al del de un adulto, haciendo que la introducción de la nicotina sea incluso más peligrosa durante esta etapa crítica del desarrollo.

La corteza prefrontal (el área del cerebro responsable del control cognitivo y del impulso) se desarrolla más lentamente que otras partes del cerebro. Los expertos creen que el proceso de maduración continúa hasta los 25 años de edad. Por lo tanto, hasta que sus cerebros hayan madurado, los adolescentes tienen una tendencia más alta a tomar riesgos, a ser influenciados por sus pares, y a ser motivados por recompensas. Muchos adolescentes creen que pueden fumar durante un periodo de tiempo y luego dejar, pero las investigaciones sugieren que no es así. Un informe del Cirujano General en el 2014 mostró que aproximadamente nueve de cada 10 adultos fumadores comenzaron antes de los 18 años de edad y un 98% comenzó a los 26 años de edad. Es más, un adolescente que tiene un padre, hermano/a, o amigo/a que fuma tiene una probabilidad mucho más alta de probar fumar o vapear y de volverse adicto/a.

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Con el volumen creciente de investigaciones sobre los efectos destructivos de la nicotina, sabemos que es tanto psicoactiva como adictiva y que puede alterar procesos emocionales y cognitivos. La exposición del cerebro a la nicotina durante la adolescencia es incluso más dañina debido a las posibles consecuencias a largo plazo en la salud mental de una persona, en la habilidad cognitiva en general y en la personalidad. 

En mi calidad de cirujano cardiotorácico, encuentro regularmente personas que están enfrentando graves problemas médicos directamente relacionados con el fumar. La mayoría comenzó en sus años de adolescencia y no pudo dejar. Los adultos que comienzan a fumar más tarde durante la vida, particularmente luego de los 18 años, parecen poder dejar de fumar más fácilmente cuando están padeciendo de consecuencias negativas en la salud. Cuanto más joven una persona comience fumar, más probable será que se vuelva adicta y que no pueda dejar, incluso cuando tenga que enfrentarse al cáncer de pulmón.

Proteja sus pulmones - y sus cerebros

Los padres están cada vez más preocupados sobre las lesiones traumáticas cerebrales asociadas con el fútbol americano debido a que existen cada vez más información y más concientización sobre las consecuencias peligrosas a largo plazo. El fumar y el vapear deberían considerarse con el mismo nivel de gravedad. La exposición a la nicotina que proviene del aumento del uso de cigarrillos electrónicos en adolescentes podría llevar a cambios que hacen que el cerebro sea más susceptible a otras drogas y que aumente la probabilidad de abuso de sustancias en el futuro. Las estadísticas muestran que los adolescentes que fuman tienen una probabilidad más alta de consumir alcohol, marihuana y cocaína, como así también de participar en otros comportamientos riesgosos tales como peleas y sexo sin protección.

Al final del 2019, la Administración de Alimentos y Medicamentos subió de 18 a 21 oficialmente, en todo el país, la edad mínima para comprar productos con tabaco, siguiendo el ejemplo de otros 19 estados que ya habían hecho lo mismo. Esto incluye cigarrillos, cigarrillos electrónicos, y productos para vapear que contengan nicotina. Este paso crucial para salvar vidas no ha podido evitar la gran discusión entre los legisladores y el público sobre si se están afectando nuestras libertades civiles. El hecho es que este cambio salvará vidas porque pondrá más barreras de control efectivas para ayudar a nuestros jóvenes a tomar mejores decisiones con respecto a su propia salud. Limitar la exposición a la nicotina para más adelante en la vida, cuando las posibles consecuencias cognitivas, funcionales y emocionales son menos probables, es la clave para controlar esta crisis de la salud.

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Ahora que estas regulaciones existen, el próximo paso es el tener conversaciones de forma temprana y continua con los niños acerca de como sus decisiones de fumar o vapear pueden impactar e impactarán sus vidas. Que los adolescentes experimenten con cigarrillo no es inofensivo como se creía en las generaciones anteriores. El fumar o el vapear puede llevar a más que un «buzz“, puede cambiar fundamentalmente el cerebro de una persona y hacerla más vulnerable a los desórdenes de ansiedad, al alcoholismo, y a la adicción a las drogas, como así también aumentarle el riesgo de desórdenes de la atención que afectan negativamente la habilidad para concentrarse en la escuela o en el trabajo. 

A pesar de que probablemente revolearán los ojos y se burlarán de estas conversaciones, el hablar sobre la verdad en términos claros y ciertos con sus adolescentes es su herramienta más efectiva para protegerles la salud.

Las opiniones expresadas en este artículo pertenecen al autor y no necesariamente reflejan el punto de vista de La Sociedad de Cirujanos Torácicos.

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